Sección Sindical FIA-UGT Synthesia
"No hay revolución simplemente porque se lleve a cabo un régimen político.Ni siquiera hay revolución cuando junto al cambio de régimen político hay un cambio social.El ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución se haga en las conciencias" Rodolfo Llopis (1895-1983) tras su nombramiento como Director General de Enseñanza Primaria en la Segunda República Xarxa sindical

15 Nov, 2008

SALARIOS

Enviat per synthesia 22:12 | PermalinkEnllaç permanent | Commentscomentaris (0) | TrackbackRetroenllaços (0) | General

Intentar descubrir ahora nuestra absoluta dependencia de los salarios, resultaría una necedad incondicional. Pero deberíamos detenernos un momento a tratar de ver este hecho desde aspectos que en ocasiones no tenemos siempre presentes, y que desde posicionamientos sindicales pueden hacer que intencionadamente o no, pasemos por alto algunos condicionantes que puedan ser responsables de una factible sensación de precariedad o incluso indignidad, del salario que recibimos por nuestro trabajo.

Intento huir siempre de es modernidad vacía que domina nuestro entorno social y que intenta ridiculizar o por lo menos menospreciar todo aquello que no esté “a la última”. Al contrario de esto, supongo que es difícil no encontrar respuesta a situaciones actuales, en modos del pasado. Nuestra soberbia “modernizante” nos lleva a permitirnos obviar la sabiduría de quienes nos precedieron.

En un post anterior a este y publicado aquí (Precarización del mercado laboral) incluí la reflexión de C.Marx en torno al salario y que el tituló Trabajo asalariado y capital . Reconozco que es denso, pero sin duda interesante.

Una de las conclusiones, de las muchas que es capaz de dejar ese escrito, es la de la mera mercancía que para el empleador supone nuestra “fuerza de trabajo” y que como tal la compra. En contraposición está nuestra fundamentada percepción del salario como eje vital de subsistencia.

¿Que escala utilizamos para dar mayor o menor grado de dignidad a nuestros salarios?. Evidentemente el coste de esa subsistencia digna en nuestra sociedad.

Cuando desde las clases obreras, trabajadoras, nos manifestamos a través del Sindicalismo, no podemos pasar por alto el que lo hacemos para tratar de superar las condiciones socio-económicas de nuestra clase en la sociedad capitalista. Pero casi siempre dirigimos nuestros esfuerzos de actuación a una sola parte de esa sociedad capitalista: al empleador. Es incontestable el que hemos de reivindicar y sobre todo conseguir el que el precio que recibamos por la venta de nuestra fuerza de trabajo sea, cuando menos, el justo. Y que ese trabajo lo desarrollemos en condiciones de garantía a nuestra integridad. Pero hay otras variables que también forman parte de esta sociedad y que influyen de manera determinante en que a nuestros salarios los podamos incluir en la larga lista de indignidades del sistema.

Ejemplos podemos poner a cientos. El que el precio de un derecho fundamental como es la vivienda, haya alcanzado niveles vergonzantes, que obliga a la mayoría de las familias a tener la esperanza de que habrá vida después de la vida para poder así saldar sus deudas con los especuladores (una sola vida no basta para pagar las hipotecas). El que los niveles impositivos indirectos (de los directos mejor no hablar) en bienes básicos de consumo alcancen la velocidad de la luz. La nula regulación, en aras del ”libre mercado”, semillero de defraudadores. El descontrol sobre todo aquel desaprensivo que desde posiciones de privilegio en el sistema económico aumente sus riquezas en forma proporcional a como reparte pobreza y un más que largo etc, son objetivos prioritarios en la dignificación de nuestros salarios. Luchemos, como no puede ser de otra forma, porque el empleador compre nuestro trabajo a su justo precio, pero no olvidemos que existe un sistema insaciable que devora ese rendimiento sin apenas inmutarse y que cada vez nos exige mas a cambio de menos.

Paco Fernández, noviembre 2008



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